Una de las ventajas de la publicidad en línea es que puede ser fácilmente monitoreada y , con el software apropiado, es posible medir la efectividad de un anuncio en particular. Medir el impacto de un cartel o valla publicitaria es una tarea mas complicada.
Generalmente, las estadísticas se basan en la cantidad de personas que transitan por el lugar donde el anuncio se encuentra instalado, aunque esto no asegura si ésas personas vieron la valla o si prestaron atención a su contenido.
Para superar este problema, existen empresas que están equipando los carteles con pequeñas videocámaras, las cuales recopilan datos de los transeúntes -tales como género, edad aproximada y el tiempo que observaron el anuncio- y los envían a una base de datos central.
Las cámaras utilizan programas para determinar si una persona se encuentra frente al cartel, y es entonces cuando analizan el rostro para determinar género y edad. Según Quividis, empresa que usa esta tecnología con sede en París, las imágenes no son archivadas. Quividis ha instalado estos carteles en las tiendas de Ikea en Europa, en los restaurantes de McDonald’s en Singapur.
Si está tecnología incluyera el reconocimiento facial con acceso -digamos- a la base de datos de un organismo como el Registro Civil, los avisos en los pantallas digitales podrían cambiar según quien los observe, al igual que en Minority Report. La publicidad alcanzaría niveles de personalización nunca antes alcanzados. Por otra parte, nadie podría estar completamente seguro de que la información recopilada por las cámaras -ahora perfectamente legales, invisibles y omnipresentes- no termine en las manos equivocadas o siendo analizada por el Big Brother.
Fuente: Billboards that look back (CNet News)
1 comentario
Interesante sistema… ojalá llegue a nuestro medio.